Base documental d'Història Contemporània de Catalunya.
Restauració 2 (1898-1931) - Crisi de la Restauració (1898-1923)
 

La cuestión de Marruecos (aspecte econòmic). Barcelona opina. (1909)

Font:
:La cuestión de Marruecos (aspecte econòmic). Barcelona opina. (1909).A:GARCIA-NIETO, Mª Carme ( et al.): Bases Documentales, vol. V; 122-126 p

Comentari:
La derrota espectacular de "Barranco del Lobo" en l´àrea de Melilla al juliol de 1909 trasbalsaren la vida de l´Estat Espanyol. La crida dels reservistes convertí la guerra en impopular i desembocà en els fets de la Setmana Tràgica a Barcelona (1909).
L´entrevista sobre el desastre militar a dos persontges rellevants de la vida catalana ofereixen elements comuns: a) La necessitat de tenir una acció colonial per a no perdre el tren que marcaven les potències europees; b) Combinar l´acció de l´exèrcit i el comerç; i c) La incapacitat dels polítics del moment per a tirar endavant la tsca colonitzadora.

Text:
DON LUIS MUNTADAS. Presidente del Fomento del Trabajo Nacional.

He aquí las interesantes declaraciones que don Luis Muntadas nos ha hecho y que reflejan la opinión dominante en la importante entidad que representa.
- ¿Cuál es su opinión sobre la intervención armada de España en Marruecos? -le preguntamos.
-Creo --nos contestó el señor Muntadas - que España se juega en este asunto su porvenir como nación. Es un problema el de Marruecos, que nosotros no podemos dignamente abandonar; esto sería una insensatez, y yo espero que el buen sentido se impondrá en todos, y los que se declaran enemigos de la intervención militar, comprenderán, que con su conducta más bien perjudican que favorecen a la nación.
España tiene un compromiso sagrado que cumplir en Marruecos : el de que cese para siempre ese estado de barbarie en que vive el pueblo marroquí, y que cese también para siempre la amenaza que para nosotros representa el tener la plaza de Melilla rodeada de tan fieros vecinos, siempre dispuestos al echar mano a los fusiles contra nuestras tropas.
La obra civilizadora en Marruecos se impone: si no lo hacemos nosotros.
otra nación europea nos echará de allí; ¡ y qué vergüenza entonces ver que otros hacen lo que a nosotros nos correspondía! y llegado este caso, nos veremos amenazados en nuestra propia casa al instalarse en las costas marroquíes del Mediterráneo a una poderosa nación.
Las naciones tienen siempre compromisos a cumplir ; a nosotros se nos presenta el actual de Marruecos y no hay otro remedio que aceptarlo; o lo hacemos nosotros. o nos echarán de allí y otro pueblo se encargará de hacerlo, extendiendo así la papeleta de defunción de España como nación capaz de alternar con Europa.
-¿ A su entender, el gobierno obra prudentemente en esta ocasión?
Me parece digna de elogio la conducta de este gobierno. Maura ha sido siempre un hombre previsor en lo tocante a la difícil cuestión marroquí; todo el mundo sabe que mientras Francia ha estado gastando hombres y dinero en Casablanca, nosotros nos hemos abstenido prudentemente hasta el momento preciso en que ha sido materialmente imposible continuar en el estado pasivo que hasta ahora habíamos permanecido.
Sólo tengo que criticar un punto : el de que estas medidas de previsión hace tiempo que se debieron haber tomado, Las plazas de Ceuta y Melilla debieran haber estado hace tiempo preparadas con un buen ejército, y todo el material de guerra necesario ; de esta forma. no se hubiese alarmado la gente con el envío de tropas.
Por lo demás, la movilización del ejército me ha parecido muy hábil y rápidamente hecha, como la hubiese podido llevar a cabo Francia o Alemania. que tienen fama de tener una buena organización para movilizar rápidamente un ejército.
- ¿Podría decirnos su opinión sobre la acción mercantil que España ha de seguir en Marruecos?
Creo - nos contestó el señor Muntadas- que si los acontecimientos nos llevan a internarnos en Marruecos. el comercio español ir detrás de las tropas, consolidando así las conquistas y afirmando completamente la soberanía española en el imperio.
España está obligada a afirmar por todos los medios su soberanía en Marruecos, y esto lo digo claramente, como hay que hablar en estos momentos, sin temor a las censuras, pues sólo debe guiarnos el amor a la nación y por ella estamos obligados a decir con claridad lo que pensamos. Las armas deben conquistar para la patria y para la civilización, después haremos que el comercio vaya detrás haciendo su obra de aproximación entre los españoles y marroquíes, consolidando así por medio del afecto y de los intereses la soberanía de España en el Magreb.
Esto es lo que pienso sobre el problema marroquí y esto digo a usted con claridad y sin rodeos, porqué de esta forma creo servir los intereses políticos y económicos de España.

D. JOAQUÍN AGUILERA, Secretario del Fomento del Trabajo Nacional.

De todos son conocidos los conocimientos económicos del señor Aguilera y el estudio que ha hecho del problema de Marruecos, en donde estuvo últimamente en un viaje de exploración, debido a lo cual hemos pedido su autorizada opinión sobre el actual problema marroquí y sus consecuencias.
He aquí su contestación :
El problema de Marruecos, ha dicho el señor Aguilera, ha llegado a su último término y está de hecho planteado en las cancillerías europeas. La solución de los asuntos marroquíes no está ya en Fez, sino en París, en Berlín y en Londres; es difícil predecir lo que suceder, porque desconocemos los tratados secretos, y si en realidad es que se trata de una intervención directa hacia el interior del imperio o sólo de un simple refuerzo de la plaza de Melilla, cosa esta última la más probable.
Suponiendo que en realidad la cuestión de Marruecos, de acuerdo con todos los gobiernos de Europa. hubiese llegado a la hora de solucionarse, España no puede desentenderse de ese problema, porque seria sacrificar su porvenir de expansión territorial y comercial.
En Marruecos sólo hay un problema : el de la civilización. Esta empresa hay que hacerla forzosamente; si España demuestra que es incapaz de civilizar; si a pesar del tiempo transcurrido desde la catástrofe última, se ve que seguimos tan ineptos para esta clase de empresas y para toda obra de previsión que nos asegure el mañana, habremos fracasado definitivamente y otra nación se encargará de hacerlo; pero una vez establecida en el Estrecho de Gibraltar, vayamos pensando que quizás mañana se meterán en nuestros asuntos interiores, imponiéndonos por la fuerza lo que de buen grado no queremos hacer.
En Marruecos se juega España la última carta como nación; si la gana entraremos en el concierto de las naciones libres y civilizadas; en caso contrario, el porvenir nos pedirá estrecha cuenta de nuestras torpezas. y en ese caso habrá que decir con claridad : Hemos fracasado; como pueblo, no servimos para ninguna obra civilizadora.
-¿Cuál es su opinión sobre el conflicto de las minas?
- Yo siento estar disconforme con la mayoría de los que de estas cosas escriben. Es mi opinión que la bandera nacional debe cobijar y amparar los intereses de todos los españoles; de lo contrario, ¿de qué sirve? La patria debe defender los bienes de todos sus hijos. pues de no ser así no cumple con uno de sus más elementales deberes.
A mi entender, el gobierno ha hecho un acto político tomando las posesiones adquiridas, protegiendo el trabajo y asegurando así el campo de Melilla; de no haber procedido así hubiésemos quedado en ridículo.
Creo, al contrario de otras veces, que el gobierno ha obrado con relativa prudencia, viéndose que hay un plan, que sabe dónde va y obra con acierto.
Es imposible que el comercio se interne en Marruecos si una acción militar no lo precede.
El comercio, para trabajar y desarrollarse necesita seguridad, y ésta no la hay, por desgracia, en Marruecos.
Suponiendo que los acontecimientos nos llevasen a introducirnos en el interior del imperio, debe hacerse, a mi entender, una acción lo más pacífica posible, de tolerancia con los marroquíes, y creo que de esta forma no se dispararían muchos tiros.
Sobre el poderío y la fuerza de los marroquíes se ha fantaseado mucho, y podría darse el caso de que nos sorprendieran nuestros soldados paseándose por Marruecos sin hacer fuego; bastará para esto que se les respete sus creencias religiosas y sus intereses; y una vez que el comercio tuviese la seguridad en el tráfico, iría poco a poco consolidando la conquista, haciendo una obra de paz y de civilización, habiendo al mismo tiempo preparado el terreno para que otras generaciones que vendrán después de nosotros se encuentren preparado el terreno para llevar a España a mayores destinos.
- ¿Pero no ve usted, señor Aguilera - le preguntamos -, que el país no tiene confianza en los hombres públicos ?
- Es cierto, nos contestó. Toda esta labor es imposible con un centralismo como el actual. Los políticos a la madrileña no los creo aptos para una expansión por el mar, pero yo confío que esa política morirá pronto y las regiones, sobre todo las que a la orilla del mar viven, con un espíritu más amplio inaugurarán una nueva política preparando así un porvenir a España muy distinto del pasado; por eso yo vería con disgusto que dejásemos pasar la ocasión de instalarnos en unos territorios sumamente estratégicos y de una gran riqueza, como son las costas del Mediterráneo,de Marruecos; porque los creo de una gran importancia política y mercantil para la España que ha de venir en lo futuro
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