Miguel
de Cervantes
Cervantes, tras comprar
unos manuscritos en árabe, mandó traducirlos a un morisco. Al
leer la historia se sintió atraído por los personajes de ésta
y decidió editarlo después de añadirle diversos fragmentos.
Así, el autor nos presenta la obra como si fuese un manuscrito
que encontró un día mientras paseaba por Alcalá de Toledo
de esta forma, Cervantes no se nos presenta como autor, sino como intermediario
entre un historiador árabe (Cide Hamete Benengeli) y el traductor de
la obra, que se ve obligado a buscar para poder interpretar los papeles que
han llegado a sus manos. Con esta técnica (llamada "del manuscrito
encontrado") el autor pretende dar verosimilitud a su obra y nos declara
que no es su creador, sino que la encontró ya escrita. Así,
la trama adquiere visos de ser auténtica.
Posteriormente entregó la novela original, entonces titulada El
ingenioso hidalgo de la Mancha, al consejo de Castilla para solicitar
licencia para imprimirla.
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Copyright 2005. Proyecto
DQ2005. Carme Muñoz.
Seminario de Lengua y literatura
españolas. IES
ERNEST LLUCH. Barcelona